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12/1/2018 La importancia de aprender a amarAyer me desperté muy temprano y al contemplar por la ventana los colores del amanecer me puse a pensar que desde que nací siempre he estado aprendiendo cosas nuevas todos los días. Desde el día que vi por primera vez la luz aprendí a respirar y a intuir que el aire en mis pulmones se convierte en el soplo que me mantiene con vida y me llena de energía hasta el día de mi muerte.
Pensé que mis ojos aprendieron a reconocer a mi madre que durante muchos años siguió haciendo todo lo necesario para mantenerme sana y a salvo. Aprendí a distinguir sonidos, aprendí a ubicar el seno de la leche divina de mi mamá. Aprendí a llorar para llamar la atención y conseguir lo que quería. Aprendí a orinar, a dormir, y aprendí a sonreír, entre muchas cosas más. Viví instintivamente y aprendí a saber cuándo tenía hambre. Sabía lo que quería. De niña nunca me preocupé por la medición del tiempo, pues todavía no entendía los relojes. Solo vivía para hacer lo importante sin remordimientos ni culpas. Fui creciendo y empecé a vivir en comunidades con reglas diversas. Aprendí a convivir con mis padres, hermanos y familia. Poco a poco me iban llevando a repetir misterios religiosos sin saber de qué se trataba. Con el paso de los años fui al jardín infantil, a la escuela, al liceo y a la universidad. En todas partes me decían que es indispensable aprender a leer, a escribir, y por supuesto a hablar correctamente. La mayor preocupación de mis padres y padrinos fue garantizar que aprendiera a estudiar y a trabajar. Que tuviera una capacitación suficiente para garantizar mi subsistencia. Mientras tanto aprendí muchas otras cosas en la calle con los amigos, con los vecinos, con los compañeros de estudio, con los compañeros de trabajo, y otras personas que se cruzaron en mi camino de vida. Pero lo que más me marcó fueron las influencias de los centros educativos a donde fui, a los centros religiosos que asistí por mi propia voluntad, y los trámites de control social de los gobiernos locales, regionales y nacionales para legalizar mi identidad y mis estudios. Al ver a las personas mayores veía diversos resultados de vida. Algunos habían logrado estudiar, trabajar y vivir vidas promedio. Otros, como muchos otros millones, no tuvieron la oportunidad de estudiar, ni de trabajar, ni de conseguir una manera de ganarse la vida. Muchos de los ancianos que conocía tenían problemas de salud, otros padecían perturbaciones emocionales; y otros no tenían donde vivir ni modo de garantizarse comida, ni atención médica. Todo eso sin contar problemas de transporte, de ingresos para subsistir; y para rematar, sumidos en la desolación. Observé que cuando las condiciones de la vida llevan a las personas a caminos de vida precarias, surge la pregunta sobre cuáles fueron las condiciones que generaron las causas que llevaron a las consecuencias no deseadas. De mi observación llegué a la conclusión que la marca común de situaciones precarias eran los hábitos cimentados en principios que priorizaron responsabilidades secundarias ante las primarias que debería tener toda persona sobre su vida. Y el factor común es que nunca aprendieron a amarse a sí mismos. Concluí que del grado de amor propio se derivaron resultados y consecuencias para todas las personas que observé. Pues del amor depende la salud de tu cuerpo, el equilibrio de tus emociones, la orientación de tus pensamientos y la evolución espiritual que te puede permitir construir relaciones con tu familia, vecinos, amigos, compañeros de estudio y de trabajo. Del amor que viertas sobre ti y sobre tus relaciones tendrás la posibilidad y las condiciones necesarias para lograr niveles de productividad para tu bien y el de los tuyos. A la vez que generas valor agregado para la sociedad en los bienes y servicios con los que aportas a la sostenibilidad de los bienes públicos. Además intuí que los resultados de tu productividad pueden generar los recursos para sostener una vida con la satisfacción de todas las necesidades básicas. Cuando ya tenía que irme a bañar pensé en mi corazón deseaba tener una calidad de vida integral con todas las necesidades básicas satisfechas. Que quiero que mi cuerpo goce de buena salud, que mis emociones estén controladas, que mis pensamientos no estén dispersos, que mi espíritu esté equilibrado, que mis relaciones interpersonales alejen a los tóxicos, que mi productividad se eleve haciendo bien lo que me gusta y además me paguen por ello. Y supe cuando el sol me pegó en la cara que todo depende de aprender a amar, para desear y esforzarme con valentía lo mejor para mí siempre. Ahora sospecho que aprender amar implica descubrir que el amor está en mí y que tengo la responsabilidad de quererme mucho. Que aprender a amar se convierte en el pilar indispensable y necesario para crear a lo largo de mi camino lo que recibiré día a día. De seguro tendré que aprender muchas cosas, sobre todo ahora que me toca mirar como enfrento los desafíos de la transformación tecnológica que me tocará vivir quiera o no. Pero de algo estoy segura, si quiero triunfar tengo que aprender a amar. Se me ocurre que aprender a amar depende de las condiciones de la vida de cada persona. Y en gran medida de las que haya tenido en su entorno. Pues las instituciones influyen circunstancias de vida por medio de creencias que apalancan dogmas y estereotipos que muchas veces no te permiten aprender a amarte. Principalmente porque se piensa que el amor está fuera de ti. Y eso es el equivocado punto de partida que puede llevar a complicadas trayectorias de vida. Después que me bañé decidí que voy a investigar y divulgar todo lo que sea necesario para aprender a amar. Y todo lo que averigüe lo voy a aplicar para ayudar a mis lectores a aprender a amarse, a amar a otros, amar el cuerpo, amar las emociones, amar lo que deseas. Para amar lo que eres, haces y tienes. Creo que para darte siempre lo mejor a ti es necesario que te ames mucho; y entonces ese amor por ti se refleja en tus relaciones, en tu productividad, en los recursos que te ingresan y administras, y por ende en la calidad de vida que llevarás. Por todo esto es que hoy destaco la importancia de dedicarme a ayudar a las personas a aprender a amar. |
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